La idea nace de un cómic de pocas páginas, auto conclusivo, que hice para presentar a uno de tantos concursos de cómic a los que me presento y pierdo. El cómic era una oda al optimismo y las pequeñas cosas en tiempos duros. Una conversación entre Brizna, una duende que ha nacido en un bosque calcinado, y su abuelo.
Con el tiempo, una multinacional de energía me pidió presentar un proyecto, que nunca vio la luz, de un cómic sobre el calentamiento global. La propuesta que hice fue, rescatando el personaje de Brizna, contar una historia sobre duendes que están preocupados por el medioambiente, y viven una aventura para intentar buscar una solución.
Años después, durante la pandemia, decidí sacar el proyecto Universo Brizna del cajón de las ideas, y crear un universo expansivo de historias de duendes y otros seres mágicos, con un trasfondo medioambientalista y animalista, pero, y sobre todo, con el objetivo de divertir y divertirme.
Así, durante el encierro obligado por la pandemia, saqué Conoce a los duendes y El origen de las hadas. Poco después también salió El viaje de Riu y el jabato. Publicadas a través de la autoedición de Amazon. Algunos meses después decidí que uno no puede escribir sobre medioambiente y, a la vez, publicar con una empresa que se dedica a quemar diesel como si no hubiese un mañana, enviando cohetes al espacio llenos de millonarios (y encima traerlos de vuelta), o llenando el mundo de furgonetas que trasiegan de aquí para allá. Así que decidí que esto debía ser un proyecto mucho más ecológicamente sostenible.
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